Las siete verdades financieras
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Tu vivienda... ¿Es mejor comprarla o alquilarla? ¿Vehículo nuevo o usado? ¿Invertir en pesos o dólares? ¿Cuándo debe educarse en finanzas? ¿En el colegio, la universidad , el trabajo o nunca? ¿Cuántas tarjetas de crédito tener? ¿Cuál es la mejor?
Depende. Depende. ¡Y depende! En finanzas personales lo cierto es que no hay verdades absolutas. Lo que para ti funciona, con todo la lógica y el sentido del mundo, para mí puede ser la verdadera destrucción de mi riqueza.
Ahora bien, surge la pregunta: ¿Hay alguna verdad absoluta? ¿Alguna verdad que es tan válida ahora como lo fue hace 100 años o como lo será en los en 2116? ¿Que aplique aquí, en Washington, en Katmandú o en San Pedro de Atacama?
Natasha Burton recientemente propuso cinco consejos financieros “clásicos”, que para ella mantienen vigencia, llueva, truene o ventee. Los asumo como propios, agregando dos más. ¿Cuáles son?
Págate a ti primero
Es uno de los conceptos más reiterativos en el clásico “El hombre más rico de Babilonia”. Es también uno de los que más olvidamos, aun cuando encontramos dinero para pagarle a bancos, proveedores y otras terceras partes.
La idea es sencilla: Saca para ti una parte de todo ingreso tan pronto te entre. En otras palabras, así como presupuestas un monto para el alquiler o para el teléfono, asígnate un monto para tus metas.
¿Cuáles? Por lo menos hay tres que espero le des importancia en tus finanzas: Tu fondo de emergencia (o tu “clavito”), tu plan para reducir deudas y para tu retiro.
¿Cómo comenzar? Es más fácil de lo que piensas. Con dar un primer paso, bastará. Por ejemplo, ahorrando aunque sea el 1% de tu sueldo. Cuando veas que es posible, meses después, duplica el monto ahorrado. Aunque tardes cinco años, si mantienes esa disciplina, lograrás un ahorro importante.
Vive por debajo de tus posibilidades
Porque puedas comprar el “penthouse”, no tiene que decir que la vas a comprar. Ni el vehículo nuevo en vez del usado. Y mucho menos el último modelo del teléfono inteligente cuando el que tienes te sigue resolviendo perfectamente.
En otras palabras, porque puedas gastar más de tu propio dinero (o del banco, por vía de préstamos) no quiere decir que debes hacerlo. De personas realmente ricas, e inteligentes, es el gasto prudente.
¿Cómo lograrlo? Asegúrate de que siempre, siempre, siempre gastes menos de lo que ingresas. La verdadera regla de oro.
Prepárate para lo peor
Murphy existe. Si algo puede ir mal, irá mal. No seas avestruz, creyendo que todo en tu vida será perfecto. Te adelanto algo: No lo será. ¡Esa es la vida! Supéralo.
Así las cosas, ¿qué puedes? Dos ideas: Ahorra para los imprevistos, y considera algún nivel de cobertura de seguro, sea de vida, de salud o a tu propiedad.
El mejor seguro es uno que tú mismo puedes construir y suscribir: Construye un fondo de emergencia, con ahorros suficientes para cubrir uno o varios meses de los gastos fijos del hogar.
Estoy convencido de que, antes de tu primera vivienda, de tu primer carro o de tu primera incursión en el mercado de valores, tu mejor inversión es construir ese “colchoncito” de liquidez en una cuenta de ahorro o fondo de inversión.
Cuando Murphy toque a tu puerta, con algún imprevisto, emergencia de salud o pérdida de ingreso, ¡Te acordarás de mí!
Pon tu dinero a trabajar
Este consejo financiero lo puedes encontrar en la Biblia (búscalo en Mateo 25). Ahorrar está muy bien, pero si puedes poner tu ahorro a reproducirse, ¡hazlo!
De poco te sirve dejar RD$100 en una cuenta de ahorro, que al año te pagará RD$1, cuando el mismo dinero, en la misma entidad financiera, puede generarte RD$7 invertido a plazo fijo. Pienso que es casi una obligación sacarle el máximo provecho al capital que puedas acumular.
Ojo: La única excepción a esta regla es tu “clavito” de emergencia. Para esos fondos, más que el retorno, la clave es su liquidez y disponibilidad.
Invierte en ti
“Invierte en ti todo lo que puedas” aconseja el consejero de los consejeros financieros, Warren Buffet. Estoy totalmente de acuerdo. Si bien podemos pensar en el control del gasto, en la disciplina del ahorro y la eliminación de la deuda, igual de importante es aumentar tu capacidad de generación de ingresos.
No llegues al extremo de acumular posgrados y múltiples maestrías innecesariamente. Capaz que más caro puede ser la sal para adosar tu ego intelectual.
Piensa en competencias básicas, valiosas para el campo económico en el que te interesa desarrollarte. Puede ser idiomas, herramientas tecnológicas, disciplinas académicas o experiencias formativas.
Si para lograr ese desarrollo se requiere de una inversión, considera otras alternativas, de las muchas gratuitas o semi-gratuitas disponibles en el mercado.
Cuando te vayan a entrevistar, o considerar para una promoción, tu desenvolvimiento en la práctica valdrán más que una línea adicional en tu curriculum.
Evita las deudas tóxicas
Si pudiese arrodillarme y humillarme frente a ti para rogarte algo, sería que nunca, nunca, ¡nunca! te financies con tarjetas de crédito al 60% o, mucho peor, al 240% con los usureros y prestamistas.
No conozco una inversión legítima que genere esos retornos de forma sostenible y sana. Mejor limítate, prográmate y ahorra para alcanzar tus metas, que tratar, de manera acelerada e irresponsable, hacerlas realidad en base a deudas.
Define y visualiza tus metas
Las finanzas personales sanas son 80% la persona y sólo 20% las finanzas. Más valen tus actitudes hacia el dinero, que el saber en qué invertir o cómo financiarte.
Por ello te invito a pensar en lo que es verdaderamente importante para ti. Identifica esas metas, aunque pueda ser que lograrlas te tome mucho tiempo.
Si las identificas con nombre y apellido (¡literalmente!), verás como, poco a poco, una por una, las harás realidad. Amén.
“No te dejes llevar por la manada. Para ser un inversionista exitoso, debes divorciarte de los miedos y las ambiciones de aquellos que están a tu alrededor, por más difícil que te parezca.”
Warren Buffet
Depende. Depende. ¡Y depende! En finanzas personales lo cierto es que no hay verdades absolutas. Lo que para ti funciona, con todo la lógica y el sentido del mundo, para mí puede ser la verdadera destrucción de mi riqueza.
Ahora bien, surge la pregunta: ¿Hay alguna verdad absoluta? ¿Alguna verdad que es tan válida ahora como lo fue hace 100 años o como lo será en los en 2116? ¿Que aplique aquí, en Washington, en Katmandú o en San Pedro de Atacama?
Natasha Burton recientemente propuso cinco consejos financieros “clásicos”, que para ella mantienen vigencia, llueva, truene o ventee. Los asumo como propios, agregando dos más. ¿Cuáles son?
Págate a ti primero
Es uno de los conceptos más reiterativos en el clásico “El hombre más rico de Babilonia”. Es también uno de los que más olvidamos, aun cuando encontramos dinero para pagarle a bancos, proveedores y otras terceras partes.
La idea es sencilla: Saca para ti una parte de todo ingreso tan pronto te entre. En otras palabras, así como presupuestas un monto para el alquiler o para el teléfono, asígnate un monto para tus metas.
¿Cuáles? Por lo menos hay tres que espero le des importancia en tus finanzas: Tu fondo de emergencia (o tu “clavito”), tu plan para reducir deudas y para tu retiro.
¿Cómo comenzar? Es más fácil de lo que piensas. Con dar un primer paso, bastará. Por ejemplo, ahorrando aunque sea el 1% de tu sueldo. Cuando veas que es posible, meses después, duplica el monto ahorrado. Aunque tardes cinco años, si mantienes esa disciplina, lograrás un ahorro importante.
Vive por debajo de tus posibilidades
Porque puedas comprar el “penthouse”, no tiene que decir que la vas a comprar. Ni el vehículo nuevo en vez del usado. Y mucho menos el último modelo del teléfono inteligente cuando el que tienes te sigue resolviendo perfectamente.
En otras palabras, porque puedas gastar más de tu propio dinero (o del banco, por vía de préstamos) no quiere decir que debes hacerlo. De personas realmente ricas, e inteligentes, es el gasto prudente.
¿Cómo lograrlo? Asegúrate de que siempre, siempre, siempre gastes menos de lo que ingresas. La verdadera regla de oro.
Prepárate para lo peor
Murphy existe. Si algo puede ir mal, irá mal. No seas avestruz, creyendo que todo en tu vida será perfecto. Te adelanto algo: No lo será. ¡Esa es la vida! Supéralo.
Así las cosas, ¿qué puedes? Dos ideas: Ahorra para los imprevistos, y considera algún nivel de cobertura de seguro, sea de vida, de salud o a tu propiedad.
El mejor seguro es uno que tú mismo puedes construir y suscribir: Construye un fondo de emergencia, con ahorros suficientes para cubrir uno o varios meses de los gastos fijos del hogar.
Estoy convencido de que, antes de tu primera vivienda, de tu primer carro o de tu primera incursión en el mercado de valores, tu mejor inversión es construir ese “colchoncito” de liquidez en una cuenta de ahorro o fondo de inversión.
Cuando Murphy toque a tu puerta, con algún imprevisto, emergencia de salud o pérdida de ingreso, ¡Te acordarás de mí!
Pon tu dinero a trabajar
Este consejo financiero lo puedes encontrar en la Biblia (búscalo en Mateo 25). Ahorrar está muy bien, pero si puedes poner tu ahorro a reproducirse, ¡hazlo!
De poco te sirve dejar RD$100 en una cuenta de ahorro, que al año te pagará RD$1, cuando el mismo dinero, en la misma entidad financiera, puede generarte RD$7 invertido a plazo fijo. Pienso que es casi una obligación sacarle el máximo provecho al capital que puedas acumular.
Ojo: La única excepción a esta regla es tu “clavito” de emergencia. Para esos fondos, más que el retorno, la clave es su liquidez y disponibilidad.
Invierte en ti
“Invierte en ti todo lo que puedas” aconseja el consejero de los consejeros financieros, Warren Buffet. Estoy totalmente de acuerdo. Si bien podemos pensar en el control del gasto, en la disciplina del ahorro y la eliminación de la deuda, igual de importante es aumentar tu capacidad de generación de ingresos.
No llegues al extremo de acumular posgrados y múltiples maestrías innecesariamente. Capaz que más caro puede ser la sal para adosar tu ego intelectual.
Piensa en competencias básicas, valiosas para el campo económico en el que te interesa desarrollarte. Puede ser idiomas, herramientas tecnológicas, disciplinas académicas o experiencias formativas.
Si para lograr ese desarrollo se requiere de una inversión, considera otras alternativas, de las muchas gratuitas o semi-gratuitas disponibles en el mercado.
Cuando te vayan a entrevistar, o considerar para una promoción, tu desenvolvimiento en la práctica valdrán más que una línea adicional en tu curriculum.
Evita las deudas tóxicas
Si pudiese arrodillarme y humillarme frente a ti para rogarte algo, sería que nunca, nunca, ¡nunca! te financies con tarjetas de crédito al 60% o, mucho peor, al 240% con los usureros y prestamistas.
No conozco una inversión legítima que genere esos retornos de forma sostenible y sana. Mejor limítate, prográmate y ahorra para alcanzar tus metas, que tratar, de manera acelerada e irresponsable, hacerlas realidad en base a deudas.
Define y visualiza tus metas
Las finanzas personales sanas son 80% la persona y sólo 20% las finanzas. Más valen tus actitudes hacia el dinero, que el saber en qué invertir o cómo financiarte.
Por ello te invito a pensar en lo que es verdaderamente importante para ti. Identifica esas metas, aunque pueda ser que lograrlas te tome mucho tiempo.
Si las identificas con nombre y apellido (¡literalmente!), verás como, poco a poco, una por una, las harás realidad. Amén.
“No te dejes llevar por la manada. Para ser un inversionista exitoso, debes divorciarte de los miedos y las ambiciones de aquellos que están a tu alrededor, por más difícil que te parezca.”
Warren Buffet
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